Sacia tu sed
El ADN del Discipulado: La Verdad Divina
En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo:
Juan 7:37-38
—Si alguien tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva.
El discipulado es un maratón de aprendizaje. Dura toda nuestra vida y la transforma. Es notable que Dios use algo tan simple como leer y responder a las Escrituras para que esto ocurra. ¿Qué has leído hoy que te esté invitando a la acción?
Las promesas de Dios son así. A menudo vienen con una bendición y una condición. Algo hay que hacer, pedir, contar o creer. A veces la condición es clara, como en este ejemplo “Quien tiene sed, venga a mí y beba y desde su interior correrán ríos de agua viva”.
Tienes que tener sed. De ser así, tienes que venir a Jesús y tienes que beber; ENTONCES ocurre un tipo de desbordamiento espiritual: el Espíritu brota y fluye de ti como un río. ¿Has sentido alguna vez esto?
Para reflexionar:
- ¿Qué es lo más sedienta o sediento que has estado?
- ¿Cómo puedes comparar tu relación con Jesús con el agua y con una persona sedienta?
Haz que la vida valga:
- ¿Dónde vives es agua abundante o escasa? ¿Tienes que hervirla primero? ¿Qué te enseña el agua sobre Jesús?
Hambriento de más?
- Ver la Clase para Discipuladores Semana 2:
Juntos en ríos de agua viva que están brotando….