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Oye el suave susurro
El ADN del Discipulado: Las Relaciones Nutritivas
Tras el terremoto hubo un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego se escuchó un silbo apacible y delicado. Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y se puso a la puerta de la cueva. Entonces le llegó una voz que le decía: “¿Qué haces aquí, Elías?”
1 Reyes 19:12-13
¿Cómo has percibido la presencia de Dios esta semana? El profeta Elías estaba muy desanimado y necesitaba escuchar la voz de Dios. Las Escrituras dicen que pasaron un terremoto, un fuego y un viento poderoso pero Elías no pudo oír a Dios en ellos. Luego Elías escuchó una voz suave y apacible que le hablaba. Dios le preguntó: “¿Qué haces aquí?” Elías le explicó y recibió nuevas instrucciones. ¿No es asombroso que Dios nos hace preguntas para ayudarnos a pensar y para que estemos abiertos a nuevas ideas? A veces, como se lee, es sólo un susurro, un empujón, un nuevo pensamiento o una pregunta. A veces se conecta un pensamiento anterior a una nueva idea. A veces es escribiendo algo o explicando nuestro pensamiento a otra persona que logramos entender lo que Dios está diciendo.
Para reflexionar:
- ¿Te ha hablado Dios a través del viento, terremotos, incendios o un suave susurro?
- ¿Qué otra palabra usarías para describir la forma en que Jesús te habla?
Hambriento de más?
- Piense en un momento en que tuvo que escuchar un susurro de Dios. ¿Qué acción tomaste? ¿Cómo resultó?
Atento a la voz suave y apacible …